martes, 28 de agosto de 2012

27/8 Despedida y cierre




lunes, 27 de agosto de 2012

17, 25 y 26/8 Y Jerusalén


¡Hola!

El viernes me desperté todo lo temprano que pude para terminar la maleta y dejar el piso. Me despedí de mis compañeros, de los niños palestinos que suelen jugar en el patio y del dueño del súper de enfrente para coger el taxi que me llevaba a la estación y despedirme de Nablus. Tras dos buses y pasar por última vez el Check Point de Qalandia, en Ramallah, llegué al albergue de Jerusalén.

El otro día leía que la infancia de un judío de Nueva York, un cristiano de Madrid o de un musulmán de Yakarta difiere de la de los otros dos tanto como uno quiera imaginar, pero existe entre ellos una serie de referencias comunes que engloba nombres como Abraham y Moisés, como Tierra Santa, y sobre todo, como Jerusalén.

Durante casi dos mil años, la estrecha extensión de tierra de la costa oriental mediterránea ha ejercido una influencia desproporcionada respecto a su tamaño en la cultura mundial. Los eventos que se dice que acontecieron en la antigüedad dieron lugar al nacimiento de las tres grandes religiones monoteístas, que al extender su influencia por el mundo dotaron de significado espiritual a Tierra Santa, y a Jerusalén en particular. De esta ciudad la tradición cuenta que fue el lugar donde Salomón construyó su gran Templo, donde fue crucificado Jesús, y por donde pasó el profeta Mahoma en su Viaje Nocturno. Por este motivo es ciudad sagrada para las tres religiones, algo que hemos visto más de una vez en este viaje.

A muchos les impresiona descubrir que este centro espiritual no es más grande que una ciudad rural, y quienes esperen hallar obras arquitectónicas de grandeza proporcional a tal simbolismo, van a acabar decepcionados. Las iglesias no se puede comparar con las grandes construcciones europeas (a excepción de la Cúpula de la Roca), los edificios son muy sencillos… Quizá eso sea lo que le de a la ciudad un aire de humildad y autenticidad tan apropiado.

Una visita a Jerusalén da para escribir un blog completo, así que os comentaré alguna de las cosas que he visto en los cuatro días que he estado aquí durante este mes. Para que os hagáis una idea, en Jerusalén viven 600.000 personas: 425.000 judíos, 160.000 musulmanes y 15.000 cristianos

Ciudad Antigua

Esta parte de la ciudad es la más importante de Jerusalén. Se encuentra amurallada por completo y tiene diferentes puertas de entrada. Sin tener un tamaño excesivamente grande, dentro tiene cuatro barrios: uno musulmán, uno judío, uno cristiano y uno armenio. Imaginaos.

Para visitarla hice un tour gratuito que durante unas dos horas te enseña los puntos más importantes. Eso y mi guía de viaje me bastaron para ver todo lo que tenía que ver. Un guía americano que se casó con una israelí fue el que nos la enseñó.

Entrada al Barrio Musulmán de la Ciudad
Antigua por la Puerta de Damasco
La Puerta de Damasco comunica Jerusalén Este (la parte palestina de Jerusalén) con el barrio musulmán de la Ciudad Antigua. Este barrio es como uno de los muchos zocos que he visto este mes aquí. Cientos de tiendas, miles de personas de arriba abajo… El barrio lo cruza la Vía Dolorosa, venerada por los peregrinos cristianos por ser el camino que siguió Jesús hasta la cruz. En el itinerario aparecen marcadas las 14 estaciones de la cruz y se ven a muchísimos peregrinos rezando en cada una de ellas. En este barrio hay de todo, pero lo más importante sin duda es el Haram Esh-Sharif o Monte del Templo. Es el lugar donde tradicionalmente se ha emplazado el Templo de Salomón y más tarde el Segundo Templo de Herodes el Grande. En 961 d.C. se construyó la Cúpula de la Roca, y más tarde otros templos, por lo que actualmente es el tercer santuario religioso del Islam. La explanada es como un museo virtual de arquitectura islámica en el que hay mezquitas, museos, fuentes y centros de estudio del Islam.

La Cúpula de la Roca y la mezquita El-Aqsa, las dos construcciones más importantes, representan el primer gran complejo que se construyó para el Islam. Aunque los musulmanes rinden culto a muchos de los profetas que veneran los judíos y los cristianos, especialmente Abraham (Ibrahim para los islámicos), Jerusalén no aparece mencionada en el Corán, por lo que la elección del lugar se debió probablemente a causas políticas. Más tarde Jerusalén quedó atada a la tradición islámica mediante la narración del Viaje Nocturno, en el que Mahoma visita el-masjid al-aqsa, que significa literalmente “la mezquita más lejana”, interpretado como el cielo. Hay muchas leyendas sobre esto: el guía nos contó que para iniciar el Viaje Nocturno se le dio a elegir entre una copa de vino y un vaso de leche. Mahoma eligió lo segundo, por eso los musulmanes tienen prohibido el alcohol. La Cúpula de la Roca, dorada, se divisa desde todo Jerusalén y se ha convertido en uno de los símbolos de la ciudad. En su interior se puede ver la roca desde la que Mahoma comenzó su Viaje Nocturno.

Peregrinos en la Vía Dolorosa

Zoco en el barrio musulmán
Cuando entras en el barrio judío el paisaje se transforma. Todo más espacioso y algo más moderno, dejas de ver musulmanes y empiezas a ver judíos, muchísimos de ellos ultraortodoxos. En tiempo de Herodes, esta zona lindaba con el recinto del Templo y estaba ocupada por la élite sacerdotal. Los judíos tenían prohibido vivir en Jerusalén y no fue hasta el siglo XIII cuando pudieron asentarse. Ya en el siglo XVI la peregrinación al Muro de las Lamentaciones era una tradición arraigada.

En este barrio abundan las sinagogas, los colegios judíos… Aunque la mayoría de las construcciones son modernas ya que quedó muy dañado tras la guerra de 1948.

Sin embargo, si hay algo característico de este barrio es el Muro de las Lamentaciones o Muro Occidental. Es el lugar más sagrado del judaísmo y un lugar de culto permanente. El muro forma parte de la muralla de contención del Monte del Templo que construyó Herodes el Grande en el año 20 a.C. (es curioso que este muro sea tan sólo un muro de contención que sostiene el monte donde están los lugares santos musulmanes como la Cúpula de la Roca, ¿verdad?).  Durante el periodo otomano el muro se convirtió en el destino de peregrinaje de judíos que acudían para lamentarse de la destrucción del templo en el año 70 d.C. (de ahí el nombre de Muro de las Lamentaciones). Como a los judíos se les había prohibido el acceso al Monte del Templo, musulmán, ésta era la única zona de las ruinas a las que se les permitía acercarse. Para entrar es necesario pasar un Check Point muy estricto que muchas veces está cerrado. Te revisan todo lo que llevas.

Check Point de entrada al Muro de las Lamentaciones
Antes estaba rodeado de casas musulmanes, pero en la guerra de 1967 los israelíes las destruyeron para construir la plaza que hay en frente del muro. El espacio está dividido por una reja, que divide el muro en una zona para hombres y otra para mujeres. Los no judíos pueden acercarse siempre que lleven la cabeza tapada y vistan de forma apropiada, así que reparten una kipá (la pequeña gorra que llevan los judíos varones para crubrirse la cabeza) para que puedas acercarte. ¡Una pena que no se pudieran echar fotos para que me vierais con mi kipá junto al muro! Había cientos de judíos rezando en el muro, leyendo la Torá (libro sagrado de los judíos), recitar el Libro de los Salmos,  celebrando eventos como la madurez de un niño o niña (Bar o Bat Mitzvah)  o recitando cantos fúnebres denominados kinot y en las grietas del muro la gente deja cartas con plegarias a Dios. Está todo lleno.

Muro de las Lamentaciones y Cúpula de la Roca de fondo


Muro de las lamentaciones y gente con su Kipa

Mensajes en el Muro de las Lamentaciones
Nota curiosa: la kipá que llevan los judíos para cubrirse la cabeza puede ser de muchísimos colores y formas. En las tiendas del centro las hay del Barça, del Real Madrid, con la bandera de EEUU, de grupo de música...

Tienda con Kipás de diferentes modelos
El ambiente allí es extremadamente serio, de mucho respeto. A veces da hasta un poco de miedo.

El barrio cristiano es el más visitado de la Ciudad Antigua, y como dicen algunos, un campo de batalla entre el comercio y la espiritualidad, y es que hay cientos de tiendas de suvenir repartidas entre las calles mezcladas con iglesias de todo tipo. Dentro del cristianismo, en Jerusalén existen diecisiete iglesias diferentes (la Iglesia Católica Romana, Uniata, Copta, Armenia, Etíope, Siríaca, Iglesia Ortodoxa Rusa y Rumana, Iglesia Protestante, y un largo etcétera) surgidas de los diferentes cismas que han ocurrido a lo largo de la historia, así que imaginaos la cantidad de gente tan diferente que se puede encontrar, sobre todo si nos fijamos en los prendas de culto que llevan los sacerdotes de cada una de las iglesias.

Iglesia del Santo Sepulcro
Lo que más destaca es la Iglesia del Santo Sepulcro, construía alrededor del supuesto lugar de la crucifixión, sepultura y resurrección de Cristo, dicen que es la iglesia más importante de la cristiandad. Se da algo muy frecuente aquí: la iglesia que vemos ahora es una reconstrucción de una reconstrucción de una reconstrucción… porque desde que se construyera  la primera en el 316 d.C. ha sido destruida por los musulmanes, ampliada por los cruzados y destruida por un incendio y un terremoto. 

Quizá por las disputas que durante siglos han enfrentado a las distintas confesiones cristianas que comentábamos antes por la propiedad de este templo, en 1852 se promulgó un decreto otomano que sigue hoy día en vigencia conocido como Status Quo, que divide la custodia entre armenios, griegos, coptos, católicos romanos, etíopes y sirios. Cada día abre la iglesia un guarda musulmán que hace las veces de intermediario neutral, que además es de la misma familia desde hace varias generaciones.
En el interior una lápida cubre el banco de piedra sobre el que se piensa que fue depositado el cuerpo de Jesús. 

El barrio armenio es el más tranquilo de todos y el más antiguo, ya que el Reino Armenio fue el primero en aceptar el cristianismo como religión oficial en el año 301 d.C. A principios del siglo XX el número de armenios aumentó con la llegada de refugiados que huyeron de la persecución de Turquía en 1915, un terrible genocidio que acabó con la vida de casi un millón y medio de armenios. La población hoy día ha disminuido desde los 16.000 habitantes en 1948 hasta los 2.000 en la actualidad. Después de la guerra de 1967, los judíos comenzaron a penetrar en el barrio y se teme que este termine por desaparecer y conserve sólo su nombre. (parece que los judíos no sólo se extienden hacia el territorio palestino de Jerusalén Este)

Rabino judío ultraordoxo paseando por el barrio armenio
Muchas de las cosas que he escrito aquí nos las contó el guía. También nos dijo que en la visita intentaría hacernos comprender la forma de ser del ciudadano israelí. En uno de los descansos nos explicó cómo los israelíes habían llegado aquí, los motivos de la construcción del estado de Israel y sobre todo, por qué la gente dice que los israelíes son tan maleducados (que por lo visto, lo dice todo el mundo (y muchas veces, con razón)). Esto último, según nos contaba, se debía a un esfuerzo por no mostrar debilidad frente a los demás, ya que tras todo lo que ha pasado el pueblo judío, ahora sienten la necesidad de hacerse fuertes. Por este motivo nadie llora en público, o muy pocas veces se dice “lo siento”, “gracias” o “perdón” en hebreo. Nos decía que si íbamos a un restaurante, como mucho, el camarero nos tiraría la carta con el menú. Si queríamos algo, que nos levantásemos y lo cogiésemos, o si alguien hacía algo que no nos agradaba, que lo dijésemos sin problema. Así dice que es la mentalidad israelí.

No entendí muy bien ese razonamiento. Pero a continuación nos empezó a explicar los motivos que tenía Israel para ocupar este territorio y que en lugar de hablar de los refugiados palestinos prefería hablar de los refugiados judíos. Hice un esfuerzo comenzando a escuchar, pero al poco me cansé de argumentos absurdos y desconecté.

Monte de los Olivos y Monte Sión
     
Una de las mañanas que pasamos en Jerusalén la dedicamos a visitar estos dos montes, que lindan con la muralla de la Ciudad Vieja. 

Está completamente lleno de elementos relacionados con la vida de Jesús, y además, en cada sitio donde tuvo lugar un acontecimiento, hoy hay construido una Iglesia. 

Lo que más me gustó fue la Iglesia de Todas las Naciones, construida en el Huerto de Getsemaní o Huerto de los Olivos, donde se piensa que Jesús permaneció orando la noche que fue detenido. Ha sido destruida y vuelva a construir unas cuantas veces; la actual es de 1924, edificada con el apoyo financiero de doce países y la arquitectura es muy bonita, con doce cúpulas de color azul representando cada país. El huerto con los olivos se conserva justo al lado, con olivos que bien podrían tener más de dos mil años.

Monte de los Olivos con Iglesia de todas las Naciones
(izquierda) e iglesia ortodoxa rusa (derecha)

Huerto de los Olivos
Seguimos paseando por la Tumba de la Virgen, Mezquita de la Ascensión, que es sagrada para cristianos y musulmanes por ser el emplazamiento donde se dice que ascendió Jesús, Tumba de los Profetas, Iglesia de Páter Nóster, construida sobre una gruta donde se piensa que Jesús enseñó el Padre Nuestro a los apóstoles… Como veis, hay de todo.
Valle de Josafat con el cementerio judío

Si vemos el Monte de los Olivos, impresiona una zona con miles de tumbas de piedra blanca, lo que se llama el Valle de Josafat (que deriva del hebreo “Jueces de Yavé”), nombre que aparece en el Antiguo Testamento donde se sitúa la resurrección de los muertos para el Jucio Final. Por este motivo los judíos pagan cantidades enormes de dinero para ser enterrados ahí.

Desde la Capilla del Dominus Flevit se verían unas vistas magníficas de la Ciudad Antigua.
Un corto paseo lleva al Monte Sión, donde se sitúa la Jerusalén que aparece en la Biblia y la Tierra Prometida. Es considerado como el emplazamiento de la tumba del Rey David y asociado a los últimos días de Jesús (por ejemplo, donde tuvo lugar la Última Cena), por lo que es venerado por judíos, musulmanes y cristianos por igual.

Vista de la Ciudad Antigua amurallada y la Cúpula de la Roca
En un cementerio cercano hay un cementerio cristiano con la tumba del alemán Oskar Schindler (el de La lista de Schindler). Creo que no suele ir mucha gente a verla, pero como me encanta la película, me acerqué.

Jerusalén moderno

Fuera de la Ciudad Antigua y el Monte de los Olivos y Monte Sión, Jerusalén es una ciudad moderna muy multicultural. Está llena de cafés, sitios para comer, tiendas, un mercado muy chulo con tiendas de todos los tipos, parques… Me ha sorprendido muchísimo porque no es tan moderna y no está tan construida a lo grande como Tel Aviv,  yo la veo más acogedora.

Dulces en el mercado de Jerusalén (sí, estaba buenos)
Sin duda lo que más me llama la atención cuando vas paseando es la cantidad de judíos ultraortodoxos. La vida de uno de estos judíos se basa en seguir estrictamente la ley judía y en el estudio de la Torá. Su estilo de vida implica un rechazo total de la vida moderna y sus símbolos, lo que significa nada de televisión, de coches y la mínima intrusión de la tecnología (algunos tienen móviles, pero son de hace diez años por lo menos). Se visten como se vestían hace varios siglos en la Europa del Este, con pantalón, abrigo y sobrero negros y camisa blanca. Se dejan barba y las características “patillas” muy largas. Simpáticos no son, desde luego.
Es muy agradable pasear por allí y siempre hay mucho ambiente. Un tranvía la recorre de un extremo, la puerta de Damasco, a otro. 

Barrio Yemin Moshe de fondo, del Jerusalén moderno
Hoy le he dedicado casi todo el día a Yad Vashem. Significa “monumento y nombre” y es un archivo, un centro de investigación, un museo, y sobre todo, un monumento a la memoria de las más de seis millones de víctimas del holocausto nazi. El complejo tiene más de 11 edificios, a cuál más impresionante.
Está a las afueras de la ciudad, en la última parada del tranvía. La entrada se efectúa por la Avenida de los Justos, con placas de los nombres de los no judíos que ayudaron a los judíos arriesgando sus vidas. Son casi los 16.000 los nombrados, entre ellos Oskar Schindler. Esto conduce al Museo Histórico. Si te gusta la historia, es un sitio que no te puedes perder por nada del mundo. Me conseguí un audioguía en español y he estado casi todo el día allí. Hace un repaso de la Segunda Guerra Mundial desde la llegada al poder de los nazis en 1933 hasta el final de la guerra, todo desde el punto de vista de los judíos. Hay de todo: fotos, videos, objetos personales, maquetas… Impresiona muchísimo, la verdad.

Yad Vashem (Museo en el edificio en forma de prisma)
Me ha llamado mucho la atención la visita de muchísimos grupos de militares del ejército israelí. Como parte de su formación, tienen que hacer una visita a Yad Vashem donde les explican todo lo que pasaron los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Lo he visto como algo positivo, la historia hay que conocerla para no caer en los errores del pasado. Sin embargo te hierve la sangre cuando el guía te cuenta la humillación que supuso el hecho de que cercaran los guetos judíos con un muro de ladrillo que no les permitiese la entrada y la salida. Mientras veía en el video cómo construían el muro del Gueto de Varsovia, me preguntaba si no se dan cuenta de que Cisjordania está cercada con un muro construido por Israel el doble de alto. O si no se dan cuenta de igual de vergonzoso es que a los judíos los echaran de sus casas en la Polonia ocupada, que echen a los palestinos de sus casas y sus comercios como está ocurriendo ahora mismo en muchos lugares del West Bank, por ejemplo, Hebrón, como ya os conté en su día. La historia se está repitiendo, y muchos no quieren darse cuenta.

Soldados israelíes saliendo de Yad Vashem
Tras ver todo el museo, de todos los pabellones que hay en el exterior, visité algunos de ellos. Primero el Pabellón del Recuerdo, un edificio con aspecto de mauselo donde están escritos los nombres de doce campos de concentración nazis en lápidas de basalto negro y permanece una llama siempre encendida en memoria de los que murieron en ellos y una urna con cenizas de los hornos crematorios.

En el Pabellón de los Nombres están registrados los nombres de todas las víctimas judías, con referencias bibliográficas. Imaginaos unas estanterías circulares gigantes con cientos de archivadores. Aún siguen buscando nombres, por los que algunas está vacías.

Por último, visité el Monumento a  los Niños, el más impresionante de todos, que es una caverna con fotos iluminada con velas en la que una grabación recuerda ininterrumpidamente el nombre del más de millón y medio de niños que murieron durante el holocausto.

Parte del Albergue en Jerusalén
Con esto ha acabado mi visita a Jerusalén. Y casi mi viaje a tierras palestinas. Ya tengo la maleta hecha y todo listo. Todo estos días los hemos pasado en el Citadel Hostel de Jerusalén, muy recomendante para estudiantes os animáis a venir por aquí (el mismo de dormir en la azotea, pero el resto de días ya hemos dormido en camas como la gente normal).

Mañana lunes a las 16:50h cojo el avión desde el Aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv. Ya me han advertido que al salir del país los controles suelen ser mucho más estrictos que a la entrada (¿Más todavía?), por lo que hay que estar muchas horas antes allí. 

Cuando esté en Córdoba actualizaré el blog con la última entrada. Si es que me dejan salir, claro :)

sábado, 25 de agosto de 2012

24/8 Ramallah y despedida de Nablus

¡Hola!

Hoy viernes he echado el día en Ramallah, la capital administrativa, por decirlo de alguna manera, de Palestina, ya que para los palestinos, la capital siempre será Jerusalén (Este).

Tras el viaje en autobús y pasar de nuevo por el Check Point de Qalandia (aquel que tuve que atravesar el primer día cuando llegué donde se veía el muro) llegue al centro de la ciudad, donde había quedado con unos chicos españoles que conocí en mi viaje a Hebrón, que trabajan para la ONG Asamblea de Cooperación por la Paz en proyectos relacionados con el abastecimiento de agua a las ciudades palestinas. Me han acompañado y me ido enseñando lo más importante.

Ramallah tiene unos 25.000 habitantes, y para muchos es la ciudad de la burbuja. Mi compañero de piso español, Carlos, me lo contaba cuando llegó porque él estuvo viviendo allí un año, y es verdad. Es una ciudad que se esfuerza por ser moderna, y para ello invierten mucho en obras de acondicionamiento de las calles, monumentos occidentalizados, hay una burbuja inmobiliaria que a nosotros nos debe sonar, incluso hay alguna que otra multinacional instalada en la ciudad. Sin embargo es eso, humo, porque después, por un lado, se encierran en su forma burbuja sin ver la realidad del resto del país, y por otro, no deja de ser otra ciudad más palestina.

Plaza Al Manara
Paseamos por la ciudad bastante rato. No es una ciudad que destaque por sus monumentos, aunque al estar más occidentalizada, es muy cómoda para vivir si vas a estar un periodo largo de tiempo. Lo más conocido probablemente sea la plaza Al Manara. Es la plaza de los leones que veis en la foto. Se cuenta que, ya que Palestina fue durante mucho tiempo un Mandato Británico, se construyó imitando a Trafalgar Square. Otros dicen que cada león simboliza una gran familia de Ramallah. Me comenta Sandra, una de las chicas de la ONG que os he comentado que impresiona ver las imágenes de esta plaza durante la Intifada porque estaba repleta de tanques.

Seguimos paseando y vimos lo más importante de la ciudad: el barrio viejo, que es cristiano (en Ramallah viven un 30% de cristianos, un porcentaje bastante grande), algún barrio residencial, la tumba de Yasir Arafat, que sólo la pudimos ver desde fuera porque la están rehabilitando...

La verdad es que no había mucho más que ver, por eso me volví después de comer a Nablus a preparar la maleta.

Ramallah
Hoy viernes ha sido mi último día en Nablus ya que mañana sábado temprano marcho a Jerusalén donde estaré hasta coger el vuelo el lunes desde Tel Aviv. Ayer me despedí de la gente del hospital y hoy me he despedido del resto de gente que he conocido. Me ha dado mucha pena porque he conocido gente extraordinaria aquí. Mención especial para Nidal y Eyass, mis personas de contacto de IFMSA-Nablus; Hugo y Arnaud, mis compañeros de piso franceses; y Carina, Susana y Renata, las estudiantes que estaban aquí de intercambio; que se que todos leen el blog.

Eyass y yo
En dos días tengo que ver todo lo que me queda de Jerusalén y en tres estoy de nuevo en casa. ¡Esto se acaba!

viernes, 24 de agosto de 2012

Fotos Mar Rojo

¡Hola!

Como os dije, ya me han pasado las fotos de cuando hicimos sknorkel en el Mar Rojo. Se ven más oscuras de lo que nosotros lo veíamos, pero igualmente sirven para hacerse una idea de lo que vimos por allí abajo, sobre todo con los videos.






Y estos son los videos. La que graba es Carina, una de las chicas alemanas que están aquí también de intercambio.









jueves, 23 de agosto de 2012

22/8 Campo de refugiados de Balata y visita a Tulkarem

¡Hola!

Llegó uno de los días que esperaba cuando me decidí a venir a Palestina, visitar un campo de refugiados.

Como sabeis, un campo de refugiados es un asentamiento, en teoría temporal, que se construye para recibir a la población que ha tenido que abandonar sus casas por una guerra o por una ocupación. Pueden estar gestionados por gobiernos, ONGs o, como este que he visitado, por la Organización de las Naciones Unidas, en concreto por el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) (por tanto no depende de la Autoridad Nacional Palestina).

El campo de refugiados de Balata, situado al norte de Nablus, fue construido en 1952 para alojar a refugiados procedentes de la zona de Jafa tras la guerra de 1947, ya que mucha gente tuvo que irse a vivir a la montaña en cuevas o tiendas improvisadas. En un principio este iba a ser un asentamiento temporal; incluso ni los mismos refugiados aceptaban estar allí porque querían volver a sus casas. Las negociaciones para que estos refugiados vuelvan a sus casas empezaron en 1952... y a día de hoy aún siguen.

En esta foto que hice hace unas semanas desde el poblado samaritano se ve muy bien. Os lo señalo con una línea roja.

Vista del campo de refugiados de Balata (en rojo) desde la montaña, al norte de Nablus











Este es el campo de refugiados más grande de Cisjordania. Estaba diseñado para albergar a 5.000 refugiados, pero actualmente en una superficie de 0,25km² viven ¡¡28.000 personas!! Creo que os podéis imaginar en qué condiciones. El 40% de los que viven allí son menos de 14 años, por lo que en este espacio tan pequeño hay tres colegios.

Entrada al campo. Señalización de ACNUR (UNRWA en inglés)
Fuimos con Nidal, mi persona de contacto en Nablus, y las dos estudiantes de Alemania de prácticas aquí también. Allí nos recibe Brahim, un chico palestino que trabaja para Centro Cultural Yafa, una ONG centrada en mejorar la formación de la población de los campos de refugiados palestinos proveyéndoles de recursos materiales y un espacio donde poder desarrollar sus habilidades a través de la organización de talleres, cursos, campamentos para los niños, cursos de internet para mujeres, etc.


Estos proyectos reciben financiación de distintas fuentes. Nos cuenta ahora mismo hay proyectos financiados por la Universidad de Oslo, en el que ocho estudiantes de la misma pasan aquí un semestre ayudando en el campo, otro de la Universidad de Lyon, otro de la Embajada Española en colaboración con la Universidad Al-Najah...

Calle del campo de refugiados de Balata


Calle del campo de refugiados de Balata





















Brahim nació en 1985, sólo dos años antes de la Primera Intifada, en la que murió su madre a manos del ejército israelí. Cuando tenía diecisiete años el ataque de un tanque israelí al campo de refugiados lo dejaron en coma durante tres semanas. Es costumbre en los campos de refugiados que cuando alguien fallece a causa de la guerra se anuncie por la megafonía y se pide una oración por él. Brahim llegó a estar tan grave que hasta dijeron su nombre porque pensaban que se moría. Finalmente se curó y ahora va a la universidad y trabaja aquí.

Brahim (derecha), Nidal (centro) y Susana y Karina
Mientras nos va contando vamos recorriendo el campo. Está formado por casas de cemento. Como el territorio dependiente de la ONU no se puede extender más, las casas están muy juntas y sólo pueden crecer en vertical, por lo que sobre muchas se ha construido una nueva planta. Tan juntas están que las calles son de apenas un metro (o menos) y a muchas casas nunca le da la luz del sol. Estas casas de cemento se comenzaron a construir en 1960, en cada habitación viven unas seis personas y los baños son públicos para todo el campo. Esto hace que la intimidad no exista en absoluto y todo el mundo sepa todo sobre todos. Sólo hay dos médicos permanentes que atienden a las 28.000 personas del campo, llegando a veces a atender a 700 pacientes por día. A veces reciben la visita de ONG como Médicos Sin Fronteras.


Clases de inglés en el centro cultural
Con una población infantil tan grande, las personas que trabajan en el campo se centra con más énfasis en la educación. Esto ha hecho que un gran porcentaje de la gente que termina noveno (primaria para nosotros), siga estudiando en Nablus (en lo que sería la ESO y Bachillerato). Algunos se marchan a aprender algún oficio, pero son muy pocos los que dejan de estudiar y se ponen directamente a trabajar.

Durante las dos Intifadas la vida aquí tuvo que ser una pesadilla. Por el tamaño de las calles, los tanques no podían entrar, pero los soldados sí, y además los francotiradores se situaban en la montaña que hay justo encima del campo y podían disparar libremente. Murió muchísima gente en este campo y hay recuerdos de niños que fallecieron por los disparos de los militares israelíes.

Visitamos las instalaciones del Centro Cultural Jafa. Tienen aulas donde se imparten los cursos, biblioteca para niños, aula de informática y hasta una residencia para los cooperantes que trabajan en el campo.

Aula de informática del Centro Cultural Jafa
Biblioteca infantil en el Centro Cultural Jafa

Impresiona mucho cómo es la vida allí. Ya no es sólo la pobreza, sino también el hacinamiento, las condiciones higiénicas, la sensación de que no van a poder salir de allí en años. También me impresiona el mérito de la gente que pasa meses allí echando una mano en esas condiciones.

Nidal, Omar y yo y documentos del proyecto
Dejamos el campo para dirigirnos a Attil, un pueblecito en mitad del campo a media hora de Nablus donde vive Omar, uno de los chicos de que estudia medicina en Nablus. Resulta que un grupo de compañeros míos de IFMSA-Spain están organizando un proyecto de cooperación con el campo de refugiados de Balata para el próximo verano llamado Spainpal, que consiste en que unos diez estudiantes españoles pasen aquí un mes, en el que por las mañanas tienen prácticas en el hospital, y por la tarde, junto a estudiantes palestinos, organizan un campamento con actividades para los niños del campo de refugiados (juegos, clases de inglés, etc). El pasado Julio ya se celebraron unas Jornadas de Cooperación el pueblo palestino organizadas por MEICO en la Facultad de Medicina de Córdoba, donde se trabajó en este proyecto, y espero que siga adelante para que en Julio del año que viene haya diez estudiantes de medicina españoles en esta ciudad. Omar me dio unos documentos que tengo que llevar de vuelta a Córdoba.

A continuación Omar nos acompañó a visitar Tulkarem, una de las ciudades capitales de provincia, por así decirlo, de Palestina, situada al norte de Nablus, a una hora en coche aproximadamente. Tiene unos 50.000 habitantes y está situado justo en la frontera con Israel que delimita el West Bank, por lo que se ve Israel justo a continuación. Estuvimos en un coffe shop y dimos un paseo por una feria que había en la ciudad. En un puestecillo descubrí uno de estos inventos que piensas que cómo no se le ha ocurrido a nadie en España. Consiste en una máquina que empuja una patata atravesada con un palo contra una cuchilla mientras esta da vueltas, por lo que al final se queda cortada en forma de espiral. La fríen, le echan salsa, y ya tienen una patata frita en espiral como la que nos estamos comiendo en la foto.


Nidal, Omar y yo en Tulkarem (y nuestra patata)
Tulkarem se parece al resto de ciudades no-turísticas que he visitado en Palestina (Nablus, Hebrón...). Está formadas por muchos pueblos pequeños, lo que hace que sea tremendamente conservadora (como Nablus). Tanto es así, que en las atracciones de la feria, hay una cola y un turno diferente para mujeres y para hombres. Primero se montan unos, se bajan, y después otros. De hecho, cuando se montan las mujeres, la atracción va más despacio. ¡Ni en una montaña rusa se mezclan!

Hoy he llegado al piso un chico español que se llama Carlos. Había oído hablar mucho de él porque el profesor que comparte piso conmigo ha convivido con él mucho tiempo. Lleva viviendo en esta zona cuatro años, y trabaja para una ONG que construye nuevas instalaciones eléctricas en los territorios palestinos (la zona A), ya que en la israelí (zona C) no se puede construir nada y cuando se construyen asentamientos judíos, los israelíes destruyen las instalaciones eléctricas palestinas.

Es un chico muy interesante, es una pena que sólo vaya a coincidir con él un par de días. Tras tanto tiempo aquí conoce todo lo que se mueve en Palestina y habla árabe bastante bien. Me cuenta que su ONG trabaja para la universidad Al-Najah, pero que trabajar aquí es muy difícil. El año pasado el ejército israelí le intentó derribar una instalación entera. Lo denunciaron, salió en varios periódicos españoles y ahora mismo tienen un juicio y todo. Dice que además de que vivir aquí no es fácil al ser todo tan diferente con España (y a pesar de que la gente te acoge muy bien), es psicológicamente muy duro, porque Palestina está metida en una dinámica de la que es muy difícil salir. Por un lado está el tema de la ocupación, que hace que la gente deje el campo debido a los asentamientos judíos y se vaya a vivir a la ciudad, donde se acumula la gente y provocando problemas de desempleo, vivienda, etc. Después, por otro lado está el tema de la Autoridad Nacional Palestina, que está formada por políticos incompetentes (y corruptos) que también tienen mucha culpa de que se haya llegado a esta situación (no es la primera vez que oigo esto). Además, los ideólogos que podrían defender la causa palestina y que tienen experiencia internacional están asentados en la capital, Ramallah, y mientras que se dedican a hacer informes y análisis, se olvidan de los verdaderos problemas de Palestina. La sociedad palestina y su forma de ser, muy conservadora, muy centrada en la familia y en la religión, y en muchas ocasiones muy pasota, tampoco ayuda. En fín, que es la pescadilla que se muerde la cola.

Hoy es el Barça-Real Madrid y la gente está completamente loca. Lo veré con mis amigos palestinos a ver qué me encuentro. Desde que llegué me llevan diciendo que están esperando este partido. ¡Tienen más ganas aquí que en España!

miércoles, 22 de agosto de 2012

17-21/8 Jerusalén, Aqaba, Petra y Ein Jedi

¡Buenas!

Ya estoy de vuelta en Nablus de nuestro viaje. Ha tenido de todo, y sobre todo, muy variado. Hemos disfrutado muchísimo.

Tras salir del hospital el jueves fuimos directamente a la estación. Tras un un taxi compartido que nos llevó a al Check Point de Ramallah y controles varios, cogimos un autobús que nos llevó a la Puerta de Damasco, la estación palestina de Jerusalén. Ya empieza a resultarnos normal que el autobús pare y se suba un militar israelí con el rifle revisando uno a uno los pasajeros.

Vista de Jerusalén desde el albergue
Llegamos tarde a Jerusalén, por lo que dimos un paseo por la zona. Jerusalén se merece una entrada a parte (y una semana allí por lo menos), por lo que contaré lo que vimos el fin de semana que viene, que lo pasaré allí por completo. Como al día siguiente nos esperaba un día duro, dejamos este día más tranquilo, aunque parece que no todo el mundo tuvo esta noche igual de tranquila.

Para dormir buscamos un albergue un tanto peculiar, ya que se dormía en la azotea del mismo. Había colchones en el suelo y cogimos los sacos de dormir, así que dormías viendo el cielo y toda la ciudad. Eso sí, madrugamos, porque a las seis de la mañana ya era de día. Nos vino bien para comenzar nuestro camino a Jordania.

18/8 Aqaba (Jordania)

Desierto del Negev desde el autobús
Fuimos a la estación central de autobuses de Jerusalén (la israelí) y cogimos un autobús que nos iba a llevar a Eilat, la ciudad más al sur de Israel, casi en la frontera entre Egipto, Israel y Jordania, a orillas del Mar Rojo. Las vistas del camino fueron estupendas porque empezamos bordeando el Mar Muerto, seguimos justo por la línea que separa Israel de Jordania atravesando el desierto del Negev y finalmente llegamos al Mar Rojo. Allí pasamos la frontera hacia Jordania. Fue divertido y nos llevó un buen rato. Tuvimos que pasar el control para salir de Israel, después pagar las tasas correspondientes, caminamos un trozo de terreno entre las dos alambradas que no pertenecía a ninguno de los dos estados y de nuevo pasamos el control para entrar en Jordania. Nos acompañaban unos agradables 45ºC, así que rápidamente fuimos hasta nuestro albergue en Aqaba.

A pesar de ser dos países musulmanes, Jordania no tiene nada que ver con Palestina, al menos la parte que nosotros hemos visto. Está todo muy orientado al turismo, las calles están llenas de palmeras y jardines, hoteles a pie de playa, multinacionales de comida rápida y, eso sí, fotos de la familia real jordana por todas partes. Aqaba es la única ciudad portuariade Jordania, por lo que tiene una gran importancia comercial.

Frontera Israel-Jordania

Nuestro albergue en Aqaba
Nosotros nos desplazamos un poco más al sur, donde se encontraba nuestro albergue, casi a orillas de la playa. Era como una aldea de casas de colores, con piscina y una centro de alquiler de equipos de buceo, por lo que no podíamos pedir más. Si por algo es conocido Aqaba es por las aguas cristalinas de su playa que contienen fabulosos arrecifes de coral y una cantidad inmensa de peces de todos los colores, tamaños y formas que os podáis imaginar. Alquilamos un equipo de Snorkel (buceo a pulmón) y nos fuimos a la playa.




Yo y mi equipo de Snorkel
Efectivamente, tal y como me había dicho, bucear en las aguas del Mar Rojo es una de las experiencias más increíbles que se pueden vivir. Cuando llevas horas viendo desierto a tu alrededor, te metes en el agua y te encuentras con un paisaje como sólo había visto antes en los documentales. Teníamos una cámara que hacía fotos debajo del agua, así que cuando las tenga, si han salido bien, haré una entrada con todo lo que vimos.


Vistas desde el albergue
El Mar Rojo forma un golfo que separa la península del Sinaí (Egipto) con Jordania, por lo que justo en frente de nosotros, al otro lado del mar, veíamos este territorio, también conocido por ser el desierto que, según la Biblia, atravesaron Moisés y su pueblo en la época travesía de cuarenta años entre Egipto y la Tierra Prometida, así como donde recibió los Diez Mandamientos. Ahora mismo la zona está un poco más tensa que de costumbre. Las vistas eran muy chulas.





Playa de Aqaba y Sinaí de fondo

19 y 20/8 Petra (Jordania)

El día siguiente salimos temprano para aprovechar el primero de los dos días con sus respectivas noches que íbamos a pasar en Petra. Tras dejar las mochilas en el albergue y pagar 55€ de entrada para los dos días (no está mal, eh), entramos en la ciudad de Petra.

Tumba excavada en la roca
Petra es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes e impresionantes que existen. Sus templos y tumbas excavados en la roca, muy bien conservados, rodeaban lo que era una próspera ciudad, situada en la ruta de las especias y el incienso que venía desde Asia Oriental. Se encuentra rodeada de montañas, en pleno desierto. Entre los siglos III a.C. y I d.C. los Nabateos construyeron esta ciudad y se convirtió en el centro de un imperio comercial. Más tarde fue conquistada por los romanos. Los cristianos llegaron en el siglo IV, los musulmanes en el VII y los cruzados en el XII. Entonces ocurrió uno de los hechos que más me impresiona. La ciudad quedó olvidada hasta que en 1812 fue descubierta por J.L. Burckhardt. Era un explorador suizo que había sido contratado para explorar el interior de África. Estudió a fondo el árabe y el islam, se hizo pasar por un erudito musulmán para no levantar sospechas y partió hacia Egipto. Sin embargo, cuando atravesaba Jordania, quedó intrigado por la leyenda de una ciudad perdida en las montañas. Convenció a un guía para que lo llevara a aquel lugar con la excusa de querer ofrecer un sacrificio al profeta Aarón, y así se convirtió en el primer occidental moderno que entró en Petra.

Los Nabateos eran un pueblo proveniente del noreste de Arabia. La clave de su éxito fue la habilidad de controlar y conservar el agua. Así, se ven conductos y cañerías de terracota que formaban parte de un complejo sistema de canalización de agua. De hecho, los romanos vieron estos avances como una amenaza, y por este motivo tomaron la ciudad.

Al ser una ciudad, Petra se visita caminando, aunque también se puede recorrer a caballo o camello. Hacen falta como mínimo dos días para visitarla, y es como hacer senderismo en el desierto. Lo único malo es que las temperaturas en esta época del año aquí no bajan de 40ºC como mínimo, así que las seis o siete horas que caminamos estos días fueron duras.

Conforme vas avanzando vas viendo tumbas y monumentos. Sin duda lo más impresionante es la entrada a Petra. Para ello, comienzas a andar entre las montañas y hay un momento en el que se forma un cañón (el Siq, como le llaman aquí) de paredes de unos 40 metros de alto que tienes que recorrer durante un buen rato. Conforme avanzas el cañón se va haciendo más oscuro y estrecho, hasta llegar a zonas de tan sólo un metro de ancho. De repente, se abre para descubrir el más importante monumento de Petra: el Tesoro. Cuando ves esta imagen te quedas realmente impresionado.

Cañón que lleva al Tesoro de Petra

Encajado en la roca, el tesoro ofrece una fascinante primera impresión de Petra. Su diseño no tiene precedente en la ciudad, por lo que se piensa que se llamó a arquitectos del Oriente Próximo helenístico para crearlo. Es simplemente increíble. Uno no se explica cómo se puede tallar en la roca (que no es caliza, es roca dura de verdad) un templo con columnas y estatuas de la altura de un edificio de quince plantas, y menos hace 21 siglos. La verdad es que te quedas mirándolo y parece de otro tiempo. Seguro que mucho lo habéis visto en la película Indiana Jones y la última cruzada. Sin duda, pagaría lo que hiciera falta por ver la cara del explorador suizo al atravesar el Siq encontrarse de repente con el Tesoro de Petra.


Vista del final del cañón

El Tesoro

El Tesoro
Durante los dos días recorrimos la mayor parte de la ciudad. El primero subimos a la explanada de los sacrificios, una superficie en lo alto de una de las montañas situada a más de 1000 metros de altitud. Las vistas de la ciudad quitaban la respiración. En Petra todo está excavado en la roca, hasta los mismos escalones para subir a la cima de la montaña. 

Seguimos visitando la zona central de Petra, ya que el día siguiente la rodeamos por el cauce de un río hasta llegar al final de la ciudad entrando por atrás. Este cauce también formó un cañón en la roca, tan impresionante o más como el Siq, ya que por este cauce en invierno sigue pasando agua. Llevarme las botas de senderismo fue una de las mejores decisiones que tomé al hacer la maleta sin ninguna duda.

Cañón formado en el cauce del río
También impresiona lo que se conoce como el Monasterio. Es un templo situado en la cima de otra montaña (a la que se subía a través de más de 850 escalones) y aunque con menos detalle que el Tesoro, su fachada es más grande todavía. En la foto que os pongo, para que veáis las dimensiones, la mancha amarilla que hay debajo soy yo.

El Monasterio (y yo abajo)

Como no se puede explicar bien con palabras, os dejo algunas fotos de Petra.

Tumbas excavadas en la roca
Tumbas excavadas en la roca
Altar de los sacrificios
Vistas desde Altar de los sacrificios (ver tamaño de la gente abajo)
Templo excavado en la roca
Tumbas excavadas en la roca



Fachadas excavadas en la roca

En esta zona desértica de Jordania viven los beduinos, que además son los dueños de las tiendas de suvenirs que hay en Petra. Son nómadas que viven en tribus en el desierto crían cabras y ovejas. Los que trabajan en Petra hablan algo de inglés y por lo general, te ríes mucho con ellos, sobre todo con el de blanco que os enseño en la foto. Nos cuentan que alguna turista se ha enamorado de un beduíno y se ha quedado a vivir con ellos en su poblado que está a unos 3km de Petra. Vendían allí hasta un libro de una mujer contando su caso.

Beduíno (de blanco)

Por las noches nos esperaba una riquísima cena de comida jordana en el mismo albergue, así que repusimos bien fuerzas para los días siguientes.

Cena en el albergue

21/8 Ein Jedi (Mar Muerto, Israel)

Mar muerto y Jordania de fondo
El martes hicimos el camino inverso, entrando de nuevo a Israel y cogiendo el autobús para el norte del país. Teníamos pensado hacer noche en Massada, pero como Jerusalén tiene muchas más cosas que ver, decidimos parar un rato a mitad de camino, en Ein Jedi, para bañarnos en el Mar Muerto, y seguir de nuevo nuestro camino en autobús hacia Jerusalén.

El Mar Muerto ya no es un lugar hoy tan remoto como lo era antes, ya que queda a veinte minutos en autobús de Jerusalén, aunque sigue siendo igual de inhóspito. Este mar, que en realidad es un lago, se sitúa a una profundidad de 400 metros sobre el nivel del mar, siendo el punto de menor altitud del mundo.

La concentración de sal es tan elevada que resulta imposible hundirse, así que bañarse en él es muy divertido. Flotas todo el rato, y aunque quieras llegar al fondo, es imposible, no puedes.

Mar Muerto y rocas de sal
El agua de este mar está muy muy caliente. Mucho más que la temperatura ambiente. Además, el agua es tan salada que está amarga. No recomiendan (con razón) mojarse la cabeza, y es que en cuanto se seca, aparecen cristales de sal que forman costras sobre la piel y manchan la ropa. De hecho, las rocas tienen todas una capa de sal de bastante grosor, y hasta hay rocas enormes sólo de sal. Para media hora está bien, pero después empieza a ser desagradable y estás deseando irte a las duchas que hay repartidas por la orilla.

Mar Muerto
En esta ocasión, al otro lado del mar teníamos, muy cerca, Jordania.

De nuevo volvimos a Jerusalén, donde pasamos la tarde y la noche del lunes 20 y la mañana del martes 21.

Ya estamos de vuelta en Nablus. Me queda ya menos de una semana y aún tengo que visitar el campo de refugiados de Balata, Ramallah, y pasar el fin de semana en Jerusalén, además de despedirme del hospital y de la gente de Nablus, por lo que los últimos días aquí van a ser un no parar. Lo contaré, por supuesto.