lunes, 27 de agosto de 2012

17, 25 y 26/8 Y Jerusalén


¡Hola!

El viernes me desperté todo lo temprano que pude para terminar la maleta y dejar el piso. Me despedí de mis compañeros, de los niños palestinos que suelen jugar en el patio y del dueño del súper de enfrente para coger el taxi que me llevaba a la estación y despedirme de Nablus. Tras dos buses y pasar por última vez el Check Point de Qalandia, en Ramallah, llegué al albergue de Jerusalén.

El otro día leía que la infancia de un judío de Nueva York, un cristiano de Madrid o de un musulmán de Yakarta difiere de la de los otros dos tanto como uno quiera imaginar, pero existe entre ellos una serie de referencias comunes que engloba nombres como Abraham y Moisés, como Tierra Santa, y sobre todo, como Jerusalén.

Durante casi dos mil años, la estrecha extensión de tierra de la costa oriental mediterránea ha ejercido una influencia desproporcionada respecto a su tamaño en la cultura mundial. Los eventos que se dice que acontecieron en la antigüedad dieron lugar al nacimiento de las tres grandes religiones monoteístas, que al extender su influencia por el mundo dotaron de significado espiritual a Tierra Santa, y a Jerusalén en particular. De esta ciudad la tradición cuenta que fue el lugar donde Salomón construyó su gran Templo, donde fue crucificado Jesús, y por donde pasó el profeta Mahoma en su Viaje Nocturno. Por este motivo es ciudad sagrada para las tres religiones, algo que hemos visto más de una vez en este viaje.

A muchos les impresiona descubrir que este centro espiritual no es más grande que una ciudad rural, y quienes esperen hallar obras arquitectónicas de grandeza proporcional a tal simbolismo, van a acabar decepcionados. Las iglesias no se puede comparar con las grandes construcciones europeas (a excepción de la Cúpula de la Roca), los edificios son muy sencillos… Quizá eso sea lo que le de a la ciudad un aire de humildad y autenticidad tan apropiado.

Una visita a Jerusalén da para escribir un blog completo, así que os comentaré alguna de las cosas que he visto en los cuatro días que he estado aquí durante este mes. Para que os hagáis una idea, en Jerusalén viven 600.000 personas: 425.000 judíos, 160.000 musulmanes y 15.000 cristianos

Ciudad Antigua

Esta parte de la ciudad es la más importante de Jerusalén. Se encuentra amurallada por completo y tiene diferentes puertas de entrada. Sin tener un tamaño excesivamente grande, dentro tiene cuatro barrios: uno musulmán, uno judío, uno cristiano y uno armenio. Imaginaos.

Para visitarla hice un tour gratuito que durante unas dos horas te enseña los puntos más importantes. Eso y mi guía de viaje me bastaron para ver todo lo que tenía que ver. Un guía americano que se casó con una israelí fue el que nos la enseñó.

Entrada al Barrio Musulmán de la Ciudad
Antigua por la Puerta de Damasco
La Puerta de Damasco comunica Jerusalén Este (la parte palestina de Jerusalén) con el barrio musulmán de la Ciudad Antigua. Este barrio es como uno de los muchos zocos que he visto este mes aquí. Cientos de tiendas, miles de personas de arriba abajo… El barrio lo cruza la Vía Dolorosa, venerada por los peregrinos cristianos por ser el camino que siguió Jesús hasta la cruz. En el itinerario aparecen marcadas las 14 estaciones de la cruz y se ven a muchísimos peregrinos rezando en cada una de ellas. En este barrio hay de todo, pero lo más importante sin duda es el Haram Esh-Sharif o Monte del Templo. Es el lugar donde tradicionalmente se ha emplazado el Templo de Salomón y más tarde el Segundo Templo de Herodes el Grande. En 961 d.C. se construyó la Cúpula de la Roca, y más tarde otros templos, por lo que actualmente es el tercer santuario religioso del Islam. La explanada es como un museo virtual de arquitectura islámica en el que hay mezquitas, museos, fuentes y centros de estudio del Islam.

La Cúpula de la Roca y la mezquita El-Aqsa, las dos construcciones más importantes, representan el primer gran complejo que se construyó para el Islam. Aunque los musulmanes rinden culto a muchos de los profetas que veneran los judíos y los cristianos, especialmente Abraham (Ibrahim para los islámicos), Jerusalén no aparece mencionada en el Corán, por lo que la elección del lugar se debió probablemente a causas políticas. Más tarde Jerusalén quedó atada a la tradición islámica mediante la narración del Viaje Nocturno, en el que Mahoma visita el-masjid al-aqsa, que significa literalmente “la mezquita más lejana”, interpretado como el cielo. Hay muchas leyendas sobre esto: el guía nos contó que para iniciar el Viaje Nocturno se le dio a elegir entre una copa de vino y un vaso de leche. Mahoma eligió lo segundo, por eso los musulmanes tienen prohibido el alcohol. La Cúpula de la Roca, dorada, se divisa desde todo Jerusalén y se ha convertido en uno de los símbolos de la ciudad. En su interior se puede ver la roca desde la que Mahoma comenzó su Viaje Nocturno.

Peregrinos en la Vía Dolorosa

Zoco en el barrio musulmán
Cuando entras en el barrio judío el paisaje se transforma. Todo más espacioso y algo más moderno, dejas de ver musulmanes y empiezas a ver judíos, muchísimos de ellos ultraortodoxos. En tiempo de Herodes, esta zona lindaba con el recinto del Templo y estaba ocupada por la élite sacerdotal. Los judíos tenían prohibido vivir en Jerusalén y no fue hasta el siglo XIII cuando pudieron asentarse. Ya en el siglo XVI la peregrinación al Muro de las Lamentaciones era una tradición arraigada.

En este barrio abundan las sinagogas, los colegios judíos… Aunque la mayoría de las construcciones son modernas ya que quedó muy dañado tras la guerra de 1948.

Sin embargo, si hay algo característico de este barrio es el Muro de las Lamentaciones o Muro Occidental. Es el lugar más sagrado del judaísmo y un lugar de culto permanente. El muro forma parte de la muralla de contención del Monte del Templo que construyó Herodes el Grande en el año 20 a.C. (es curioso que este muro sea tan sólo un muro de contención que sostiene el monte donde están los lugares santos musulmanes como la Cúpula de la Roca, ¿verdad?).  Durante el periodo otomano el muro se convirtió en el destino de peregrinaje de judíos que acudían para lamentarse de la destrucción del templo en el año 70 d.C. (de ahí el nombre de Muro de las Lamentaciones). Como a los judíos se les había prohibido el acceso al Monte del Templo, musulmán, ésta era la única zona de las ruinas a las que se les permitía acercarse. Para entrar es necesario pasar un Check Point muy estricto que muchas veces está cerrado. Te revisan todo lo que llevas.

Check Point de entrada al Muro de las Lamentaciones
Antes estaba rodeado de casas musulmanes, pero en la guerra de 1967 los israelíes las destruyeron para construir la plaza que hay en frente del muro. El espacio está dividido por una reja, que divide el muro en una zona para hombres y otra para mujeres. Los no judíos pueden acercarse siempre que lleven la cabeza tapada y vistan de forma apropiada, así que reparten una kipá (la pequeña gorra que llevan los judíos varones para crubrirse la cabeza) para que puedas acercarte. ¡Una pena que no se pudieran echar fotos para que me vierais con mi kipá junto al muro! Había cientos de judíos rezando en el muro, leyendo la Torá (libro sagrado de los judíos), recitar el Libro de los Salmos,  celebrando eventos como la madurez de un niño o niña (Bar o Bat Mitzvah)  o recitando cantos fúnebres denominados kinot y en las grietas del muro la gente deja cartas con plegarias a Dios. Está todo lleno.

Muro de las Lamentaciones y Cúpula de la Roca de fondo


Muro de las lamentaciones y gente con su Kipa

Mensajes en el Muro de las Lamentaciones
Nota curiosa: la kipá que llevan los judíos para cubrirse la cabeza puede ser de muchísimos colores y formas. En las tiendas del centro las hay del Barça, del Real Madrid, con la bandera de EEUU, de grupo de música...

Tienda con Kipás de diferentes modelos
El ambiente allí es extremadamente serio, de mucho respeto. A veces da hasta un poco de miedo.

El barrio cristiano es el más visitado de la Ciudad Antigua, y como dicen algunos, un campo de batalla entre el comercio y la espiritualidad, y es que hay cientos de tiendas de suvenir repartidas entre las calles mezcladas con iglesias de todo tipo. Dentro del cristianismo, en Jerusalén existen diecisiete iglesias diferentes (la Iglesia Católica Romana, Uniata, Copta, Armenia, Etíope, Siríaca, Iglesia Ortodoxa Rusa y Rumana, Iglesia Protestante, y un largo etcétera) surgidas de los diferentes cismas que han ocurrido a lo largo de la historia, así que imaginaos la cantidad de gente tan diferente que se puede encontrar, sobre todo si nos fijamos en los prendas de culto que llevan los sacerdotes de cada una de las iglesias.

Iglesia del Santo Sepulcro
Lo que más destaca es la Iglesia del Santo Sepulcro, construía alrededor del supuesto lugar de la crucifixión, sepultura y resurrección de Cristo, dicen que es la iglesia más importante de la cristiandad. Se da algo muy frecuente aquí: la iglesia que vemos ahora es una reconstrucción de una reconstrucción de una reconstrucción… porque desde que se construyera  la primera en el 316 d.C. ha sido destruida por los musulmanes, ampliada por los cruzados y destruida por un incendio y un terremoto. 

Quizá por las disputas que durante siglos han enfrentado a las distintas confesiones cristianas que comentábamos antes por la propiedad de este templo, en 1852 se promulgó un decreto otomano que sigue hoy día en vigencia conocido como Status Quo, que divide la custodia entre armenios, griegos, coptos, católicos romanos, etíopes y sirios. Cada día abre la iglesia un guarda musulmán que hace las veces de intermediario neutral, que además es de la misma familia desde hace varias generaciones.
En el interior una lápida cubre el banco de piedra sobre el que se piensa que fue depositado el cuerpo de Jesús. 

El barrio armenio es el más tranquilo de todos y el más antiguo, ya que el Reino Armenio fue el primero en aceptar el cristianismo como religión oficial en el año 301 d.C. A principios del siglo XX el número de armenios aumentó con la llegada de refugiados que huyeron de la persecución de Turquía en 1915, un terrible genocidio que acabó con la vida de casi un millón y medio de armenios. La población hoy día ha disminuido desde los 16.000 habitantes en 1948 hasta los 2.000 en la actualidad. Después de la guerra de 1967, los judíos comenzaron a penetrar en el barrio y se teme que este termine por desaparecer y conserve sólo su nombre. (parece que los judíos no sólo se extienden hacia el territorio palestino de Jerusalén Este)

Rabino judío ultraordoxo paseando por el barrio armenio
Muchas de las cosas que he escrito aquí nos las contó el guía. También nos dijo que en la visita intentaría hacernos comprender la forma de ser del ciudadano israelí. En uno de los descansos nos explicó cómo los israelíes habían llegado aquí, los motivos de la construcción del estado de Israel y sobre todo, por qué la gente dice que los israelíes son tan maleducados (que por lo visto, lo dice todo el mundo (y muchas veces, con razón)). Esto último, según nos contaba, se debía a un esfuerzo por no mostrar debilidad frente a los demás, ya que tras todo lo que ha pasado el pueblo judío, ahora sienten la necesidad de hacerse fuertes. Por este motivo nadie llora en público, o muy pocas veces se dice “lo siento”, “gracias” o “perdón” en hebreo. Nos decía que si íbamos a un restaurante, como mucho, el camarero nos tiraría la carta con el menú. Si queríamos algo, que nos levantásemos y lo cogiésemos, o si alguien hacía algo que no nos agradaba, que lo dijésemos sin problema. Así dice que es la mentalidad israelí.

No entendí muy bien ese razonamiento. Pero a continuación nos empezó a explicar los motivos que tenía Israel para ocupar este territorio y que en lugar de hablar de los refugiados palestinos prefería hablar de los refugiados judíos. Hice un esfuerzo comenzando a escuchar, pero al poco me cansé de argumentos absurdos y desconecté.

Monte de los Olivos y Monte Sión
     
Una de las mañanas que pasamos en Jerusalén la dedicamos a visitar estos dos montes, que lindan con la muralla de la Ciudad Vieja. 

Está completamente lleno de elementos relacionados con la vida de Jesús, y además, en cada sitio donde tuvo lugar un acontecimiento, hoy hay construido una Iglesia. 

Lo que más me gustó fue la Iglesia de Todas las Naciones, construida en el Huerto de Getsemaní o Huerto de los Olivos, donde se piensa que Jesús permaneció orando la noche que fue detenido. Ha sido destruida y vuelva a construir unas cuantas veces; la actual es de 1924, edificada con el apoyo financiero de doce países y la arquitectura es muy bonita, con doce cúpulas de color azul representando cada país. El huerto con los olivos se conserva justo al lado, con olivos que bien podrían tener más de dos mil años.

Monte de los Olivos con Iglesia de todas las Naciones
(izquierda) e iglesia ortodoxa rusa (derecha)

Huerto de los Olivos
Seguimos paseando por la Tumba de la Virgen, Mezquita de la Ascensión, que es sagrada para cristianos y musulmanes por ser el emplazamiento donde se dice que ascendió Jesús, Tumba de los Profetas, Iglesia de Páter Nóster, construida sobre una gruta donde se piensa que Jesús enseñó el Padre Nuestro a los apóstoles… Como veis, hay de todo.
Valle de Josafat con el cementerio judío

Si vemos el Monte de los Olivos, impresiona una zona con miles de tumbas de piedra blanca, lo que se llama el Valle de Josafat (que deriva del hebreo “Jueces de Yavé”), nombre que aparece en el Antiguo Testamento donde se sitúa la resurrección de los muertos para el Jucio Final. Por este motivo los judíos pagan cantidades enormes de dinero para ser enterrados ahí.

Desde la Capilla del Dominus Flevit se verían unas vistas magníficas de la Ciudad Antigua.
Un corto paseo lleva al Monte Sión, donde se sitúa la Jerusalén que aparece en la Biblia y la Tierra Prometida. Es considerado como el emplazamiento de la tumba del Rey David y asociado a los últimos días de Jesús (por ejemplo, donde tuvo lugar la Última Cena), por lo que es venerado por judíos, musulmanes y cristianos por igual.

Vista de la Ciudad Antigua amurallada y la Cúpula de la Roca
En un cementerio cercano hay un cementerio cristiano con la tumba del alemán Oskar Schindler (el de La lista de Schindler). Creo que no suele ir mucha gente a verla, pero como me encanta la película, me acerqué.

Jerusalén moderno

Fuera de la Ciudad Antigua y el Monte de los Olivos y Monte Sión, Jerusalén es una ciudad moderna muy multicultural. Está llena de cafés, sitios para comer, tiendas, un mercado muy chulo con tiendas de todos los tipos, parques… Me ha sorprendido muchísimo porque no es tan moderna y no está tan construida a lo grande como Tel Aviv,  yo la veo más acogedora.

Dulces en el mercado de Jerusalén (sí, estaba buenos)
Sin duda lo que más me llama la atención cuando vas paseando es la cantidad de judíos ultraortodoxos. La vida de uno de estos judíos se basa en seguir estrictamente la ley judía y en el estudio de la Torá. Su estilo de vida implica un rechazo total de la vida moderna y sus símbolos, lo que significa nada de televisión, de coches y la mínima intrusión de la tecnología (algunos tienen móviles, pero son de hace diez años por lo menos). Se visten como se vestían hace varios siglos en la Europa del Este, con pantalón, abrigo y sobrero negros y camisa blanca. Se dejan barba y las características “patillas” muy largas. Simpáticos no son, desde luego.
Es muy agradable pasear por allí y siempre hay mucho ambiente. Un tranvía la recorre de un extremo, la puerta de Damasco, a otro. 

Barrio Yemin Moshe de fondo, del Jerusalén moderno
Hoy le he dedicado casi todo el día a Yad Vashem. Significa “monumento y nombre” y es un archivo, un centro de investigación, un museo, y sobre todo, un monumento a la memoria de las más de seis millones de víctimas del holocausto nazi. El complejo tiene más de 11 edificios, a cuál más impresionante.
Está a las afueras de la ciudad, en la última parada del tranvía. La entrada se efectúa por la Avenida de los Justos, con placas de los nombres de los no judíos que ayudaron a los judíos arriesgando sus vidas. Son casi los 16.000 los nombrados, entre ellos Oskar Schindler. Esto conduce al Museo Histórico. Si te gusta la historia, es un sitio que no te puedes perder por nada del mundo. Me conseguí un audioguía en español y he estado casi todo el día allí. Hace un repaso de la Segunda Guerra Mundial desde la llegada al poder de los nazis en 1933 hasta el final de la guerra, todo desde el punto de vista de los judíos. Hay de todo: fotos, videos, objetos personales, maquetas… Impresiona muchísimo, la verdad.

Yad Vashem (Museo en el edificio en forma de prisma)
Me ha llamado mucho la atención la visita de muchísimos grupos de militares del ejército israelí. Como parte de su formación, tienen que hacer una visita a Yad Vashem donde les explican todo lo que pasaron los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Lo he visto como algo positivo, la historia hay que conocerla para no caer en los errores del pasado. Sin embargo te hierve la sangre cuando el guía te cuenta la humillación que supuso el hecho de que cercaran los guetos judíos con un muro de ladrillo que no les permitiese la entrada y la salida. Mientras veía en el video cómo construían el muro del Gueto de Varsovia, me preguntaba si no se dan cuenta de que Cisjordania está cercada con un muro construido por Israel el doble de alto. O si no se dan cuenta de igual de vergonzoso es que a los judíos los echaran de sus casas en la Polonia ocupada, que echen a los palestinos de sus casas y sus comercios como está ocurriendo ahora mismo en muchos lugares del West Bank, por ejemplo, Hebrón, como ya os conté en su día. La historia se está repitiendo, y muchos no quieren darse cuenta.

Soldados israelíes saliendo de Yad Vashem
Tras ver todo el museo, de todos los pabellones que hay en el exterior, visité algunos de ellos. Primero el Pabellón del Recuerdo, un edificio con aspecto de mauselo donde están escritos los nombres de doce campos de concentración nazis en lápidas de basalto negro y permanece una llama siempre encendida en memoria de los que murieron en ellos y una urna con cenizas de los hornos crematorios.

En el Pabellón de los Nombres están registrados los nombres de todas las víctimas judías, con referencias bibliográficas. Imaginaos unas estanterías circulares gigantes con cientos de archivadores. Aún siguen buscando nombres, por los que algunas está vacías.

Por último, visité el Monumento a  los Niños, el más impresionante de todos, que es una caverna con fotos iluminada con velas en la que una grabación recuerda ininterrumpidamente el nombre del más de millón y medio de niños que murieron durante el holocausto.

Parte del Albergue en Jerusalén
Con esto ha acabado mi visita a Jerusalén. Y casi mi viaje a tierras palestinas. Ya tengo la maleta hecha y todo listo. Todo estos días los hemos pasado en el Citadel Hostel de Jerusalén, muy recomendante para estudiantes os animáis a venir por aquí (el mismo de dormir en la azotea, pero el resto de días ya hemos dormido en camas como la gente normal).

Mañana lunes a las 16:50h cojo el avión desde el Aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv. Ya me han advertido que al salir del país los controles suelen ser mucho más estrictos que a la entrada (¿Más todavía?), por lo que hay que estar muchas horas antes allí. 

Cuando esté en Córdoba actualizaré el blog con la última entrada. Si es que me dejan salir, claro :)

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