¡Hola!
Salí temprano para ir con tiempo al aeropuerto. Un microbús me llevó de Jerusalén a la terminal del aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv.
La aventura en el aeropuerto fue parecido a lo que me esperaba. Nada más llegar y verme dar una vuelta, se acercaron dos de seguridad que me preguntaron de dónde venía, qué hacía en Israel y dónde iba. Antes de facturar te hacen un control de equipaje. Había mucha gente de turismo, en grupos, que venían de visitar Tierra Santa, y a ellos los dejaban pasar sin más. A mí no, y menos cuando les conté que había estado en un hospital de Nablus (esta vez el certificado de prácticas y todas las cosas que traigo de allí me obligaban a decir la verdad).
Así que nada, tuve que sacar una a una todas las cosas que llevaba en la maleta y explicar de dónde lo había sacado, comprobaron con la prueba del algodón para explosivos todo lo que llevaba... Y entonces pasé a los subterráneos donde me hicieron algo parecido a una resonancia magnética para comprobar que no llevaba nada metálico, me comprobaron todos los dobladillos de los pantalones (que digo yo, ¿qué tipo de bomba cabe ahí?), y ya, para terminar, me metieron en un cuartillo donde me dijeron que, sintiendo la molestias, tenía que dejarme los pantalones a la altura de los tobillos para comprobar que no escondía nada en la ropa interior. Para grabarlo vaya. Pero bueno, se lo toma uno con filosofía, no queda otra...
Al llegar a España, mi querida familia había venido a recogerme a Barajas para ahorrarme pasar una noche más fuera de casa.
Aquí se acaba mi intercambio y aquí se acaba el blog. Como habéis podido ver, ha sido una experiencia fantástica y que ha tenido prácticamente de todo: días en el hospital, nuevos amigos, momentos de diversión y también de darse cuenta la suerte que tenemos y la poca suerte que tienen algunos sólamente por el hecho de haber nacido en otra parte del mundo. También momentos duros, pero esos no se merecían estar en el blog.
Espero que hayáis disfrutado y aprendido al menos una parte de lo que lo he hecho yo. Espero volver, más pronto que tarde, pero sobre todo, espero que la situación en los Territorios Palestinos cambie, el gobierno de Israel modifique su política, la comunidad internacional no permanezca impasible, que todos vosotros cuando escuchéis noticias acerca de Palestina tengáis la suficiente información como para poder ser críticos y, que de una vez por todas, noticias como esta no lo vuelvan a ser nunca más.
Gracias a todos los que os habéis preocupado por mí y seguido el blog. Aquí estoy para poder charlar un rato sobre Palestina cuando queráis.
Un abrazo.
Salí temprano para ir con tiempo al aeropuerto. Un microbús me llevó de Jerusalén a la terminal del aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv.
La aventura en el aeropuerto fue parecido a lo que me esperaba. Nada más llegar y verme dar una vuelta, se acercaron dos de seguridad que me preguntaron de dónde venía, qué hacía en Israel y dónde iba. Antes de facturar te hacen un control de equipaje. Había mucha gente de turismo, en grupos, que venían de visitar Tierra Santa, y a ellos los dejaban pasar sin más. A mí no, y menos cuando les conté que había estado en un hospital de Nablus (esta vez el certificado de prácticas y todas las cosas que traigo de allí me obligaban a decir la verdad).
Así que nada, tuve que sacar una a una todas las cosas que llevaba en la maleta y explicar de dónde lo había sacado, comprobaron con la prueba del algodón para explosivos todo lo que llevaba... Y entonces pasé a los subterráneos donde me hicieron algo parecido a una resonancia magnética para comprobar que no llevaba nada metálico, me comprobaron todos los dobladillos de los pantalones (que digo yo, ¿qué tipo de bomba cabe ahí?), y ya, para terminar, me metieron en un cuartillo donde me dijeron que, sintiendo la molestias, tenía que dejarme los pantalones a la altura de los tobillos para comprobar que no escondía nada en la ropa interior. Para grabarlo vaya. Pero bueno, se lo toma uno con filosofía, no queda otra...
Aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv |
Al llegar a España, mi querida familia había venido a recogerme a Barajas para ahorrarme pasar una noche más fuera de casa.
Aquí se acaba mi intercambio y aquí se acaba el blog. Como habéis podido ver, ha sido una experiencia fantástica y que ha tenido prácticamente de todo: días en el hospital, nuevos amigos, momentos de diversión y también de darse cuenta la suerte que tenemos y la poca suerte que tienen algunos sólamente por el hecho de haber nacido en otra parte del mundo. También momentos duros, pero esos no se merecían estar en el blog.
Espero que hayáis disfrutado y aprendido al menos una parte de lo que lo he hecho yo. Espero volver, más pronto que tarde, pero sobre todo, espero que la situación en los Territorios Palestinos cambie, el gobierno de Israel modifique su política, la comunidad internacional no permanezca impasible, que todos vosotros cuando escuchéis noticias acerca de Palestina tengáis la suficiente información como para poder ser críticos y, que de una vez por todas, noticias como esta no lo vuelvan a ser nunca más.
Gracias a todos los que os habéis preocupado por mí y seguido el blog. Aquí estoy para poder charlar un rato sobre Palestina cuando queráis.
Un abrazo.
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