miércoles, 22 de agosto de 2012

17-21/8 Jerusalén, Aqaba, Petra y Ein Jedi

¡Buenas!

Ya estoy de vuelta en Nablus de nuestro viaje. Ha tenido de todo, y sobre todo, muy variado. Hemos disfrutado muchísimo.

Tras salir del hospital el jueves fuimos directamente a la estación. Tras un un taxi compartido que nos llevó a al Check Point de Ramallah y controles varios, cogimos un autobús que nos llevó a la Puerta de Damasco, la estación palestina de Jerusalén. Ya empieza a resultarnos normal que el autobús pare y se suba un militar israelí con el rifle revisando uno a uno los pasajeros.

Vista de Jerusalén desde el albergue
Llegamos tarde a Jerusalén, por lo que dimos un paseo por la zona. Jerusalén se merece una entrada a parte (y una semana allí por lo menos), por lo que contaré lo que vimos el fin de semana que viene, que lo pasaré allí por completo. Como al día siguiente nos esperaba un día duro, dejamos este día más tranquilo, aunque parece que no todo el mundo tuvo esta noche igual de tranquila.

Para dormir buscamos un albergue un tanto peculiar, ya que se dormía en la azotea del mismo. Había colchones en el suelo y cogimos los sacos de dormir, así que dormías viendo el cielo y toda la ciudad. Eso sí, madrugamos, porque a las seis de la mañana ya era de día. Nos vino bien para comenzar nuestro camino a Jordania.

18/8 Aqaba (Jordania)

Desierto del Negev desde el autobús
Fuimos a la estación central de autobuses de Jerusalén (la israelí) y cogimos un autobús que nos iba a llevar a Eilat, la ciudad más al sur de Israel, casi en la frontera entre Egipto, Israel y Jordania, a orillas del Mar Rojo. Las vistas del camino fueron estupendas porque empezamos bordeando el Mar Muerto, seguimos justo por la línea que separa Israel de Jordania atravesando el desierto del Negev y finalmente llegamos al Mar Rojo. Allí pasamos la frontera hacia Jordania. Fue divertido y nos llevó un buen rato. Tuvimos que pasar el control para salir de Israel, después pagar las tasas correspondientes, caminamos un trozo de terreno entre las dos alambradas que no pertenecía a ninguno de los dos estados y de nuevo pasamos el control para entrar en Jordania. Nos acompañaban unos agradables 45ºC, así que rápidamente fuimos hasta nuestro albergue en Aqaba.

A pesar de ser dos países musulmanes, Jordania no tiene nada que ver con Palestina, al menos la parte que nosotros hemos visto. Está todo muy orientado al turismo, las calles están llenas de palmeras y jardines, hoteles a pie de playa, multinacionales de comida rápida y, eso sí, fotos de la familia real jordana por todas partes. Aqaba es la única ciudad portuariade Jordania, por lo que tiene una gran importancia comercial.

Frontera Israel-Jordania

Nuestro albergue en Aqaba
Nosotros nos desplazamos un poco más al sur, donde se encontraba nuestro albergue, casi a orillas de la playa. Era como una aldea de casas de colores, con piscina y una centro de alquiler de equipos de buceo, por lo que no podíamos pedir más. Si por algo es conocido Aqaba es por las aguas cristalinas de su playa que contienen fabulosos arrecifes de coral y una cantidad inmensa de peces de todos los colores, tamaños y formas que os podáis imaginar. Alquilamos un equipo de Snorkel (buceo a pulmón) y nos fuimos a la playa.




Yo y mi equipo de Snorkel
Efectivamente, tal y como me había dicho, bucear en las aguas del Mar Rojo es una de las experiencias más increíbles que se pueden vivir. Cuando llevas horas viendo desierto a tu alrededor, te metes en el agua y te encuentras con un paisaje como sólo había visto antes en los documentales. Teníamos una cámara que hacía fotos debajo del agua, así que cuando las tenga, si han salido bien, haré una entrada con todo lo que vimos.


Vistas desde el albergue
El Mar Rojo forma un golfo que separa la península del Sinaí (Egipto) con Jordania, por lo que justo en frente de nosotros, al otro lado del mar, veíamos este territorio, también conocido por ser el desierto que, según la Biblia, atravesaron Moisés y su pueblo en la época travesía de cuarenta años entre Egipto y la Tierra Prometida, así como donde recibió los Diez Mandamientos. Ahora mismo la zona está un poco más tensa que de costumbre. Las vistas eran muy chulas.





Playa de Aqaba y Sinaí de fondo

19 y 20/8 Petra (Jordania)

El día siguiente salimos temprano para aprovechar el primero de los dos días con sus respectivas noches que íbamos a pasar en Petra. Tras dejar las mochilas en el albergue y pagar 55€ de entrada para los dos días (no está mal, eh), entramos en la ciudad de Petra.

Tumba excavada en la roca
Petra es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes e impresionantes que existen. Sus templos y tumbas excavados en la roca, muy bien conservados, rodeaban lo que era una próspera ciudad, situada en la ruta de las especias y el incienso que venía desde Asia Oriental. Se encuentra rodeada de montañas, en pleno desierto. Entre los siglos III a.C. y I d.C. los Nabateos construyeron esta ciudad y se convirtió en el centro de un imperio comercial. Más tarde fue conquistada por los romanos. Los cristianos llegaron en el siglo IV, los musulmanes en el VII y los cruzados en el XII. Entonces ocurrió uno de los hechos que más me impresiona. La ciudad quedó olvidada hasta que en 1812 fue descubierta por J.L. Burckhardt. Era un explorador suizo que había sido contratado para explorar el interior de África. Estudió a fondo el árabe y el islam, se hizo pasar por un erudito musulmán para no levantar sospechas y partió hacia Egipto. Sin embargo, cuando atravesaba Jordania, quedó intrigado por la leyenda de una ciudad perdida en las montañas. Convenció a un guía para que lo llevara a aquel lugar con la excusa de querer ofrecer un sacrificio al profeta Aarón, y así se convirtió en el primer occidental moderno que entró en Petra.

Los Nabateos eran un pueblo proveniente del noreste de Arabia. La clave de su éxito fue la habilidad de controlar y conservar el agua. Así, se ven conductos y cañerías de terracota que formaban parte de un complejo sistema de canalización de agua. De hecho, los romanos vieron estos avances como una amenaza, y por este motivo tomaron la ciudad.

Al ser una ciudad, Petra se visita caminando, aunque también se puede recorrer a caballo o camello. Hacen falta como mínimo dos días para visitarla, y es como hacer senderismo en el desierto. Lo único malo es que las temperaturas en esta época del año aquí no bajan de 40ºC como mínimo, así que las seis o siete horas que caminamos estos días fueron duras.

Conforme vas avanzando vas viendo tumbas y monumentos. Sin duda lo más impresionante es la entrada a Petra. Para ello, comienzas a andar entre las montañas y hay un momento en el que se forma un cañón (el Siq, como le llaman aquí) de paredes de unos 40 metros de alto que tienes que recorrer durante un buen rato. Conforme avanzas el cañón se va haciendo más oscuro y estrecho, hasta llegar a zonas de tan sólo un metro de ancho. De repente, se abre para descubrir el más importante monumento de Petra: el Tesoro. Cuando ves esta imagen te quedas realmente impresionado.

Cañón que lleva al Tesoro de Petra

Encajado en la roca, el tesoro ofrece una fascinante primera impresión de Petra. Su diseño no tiene precedente en la ciudad, por lo que se piensa que se llamó a arquitectos del Oriente Próximo helenístico para crearlo. Es simplemente increíble. Uno no se explica cómo se puede tallar en la roca (que no es caliza, es roca dura de verdad) un templo con columnas y estatuas de la altura de un edificio de quince plantas, y menos hace 21 siglos. La verdad es que te quedas mirándolo y parece de otro tiempo. Seguro que mucho lo habéis visto en la película Indiana Jones y la última cruzada. Sin duda, pagaría lo que hiciera falta por ver la cara del explorador suizo al atravesar el Siq encontrarse de repente con el Tesoro de Petra.


Vista del final del cañón

El Tesoro

El Tesoro
Durante los dos días recorrimos la mayor parte de la ciudad. El primero subimos a la explanada de los sacrificios, una superficie en lo alto de una de las montañas situada a más de 1000 metros de altitud. Las vistas de la ciudad quitaban la respiración. En Petra todo está excavado en la roca, hasta los mismos escalones para subir a la cima de la montaña. 

Seguimos visitando la zona central de Petra, ya que el día siguiente la rodeamos por el cauce de un río hasta llegar al final de la ciudad entrando por atrás. Este cauce también formó un cañón en la roca, tan impresionante o más como el Siq, ya que por este cauce en invierno sigue pasando agua. Llevarme las botas de senderismo fue una de las mejores decisiones que tomé al hacer la maleta sin ninguna duda.

Cañón formado en el cauce del río
También impresiona lo que se conoce como el Monasterio. Es un templo situado en la cima de otra montaña (a la que se subía a través de más de 850 escalones) y aunque con menos detalle que el Tesoro, su fachada es más grande todavía. En la foto que os pongo, para que veáis las dimensiones, la mancha amarilla que hay debajo soy yo.

El Monasterio (y yo abajo)

Como no se puede explicar bien con palabras, os dejo algunas fotos de Petra.

Tumbas excavadas en la roca
Tumbas excavadas en la roca
Altar de los sacrificios
Vistas desde Altar de los sacrificios (ver tamaño de la gente abajo)
Templo excavado en la roca
Tumbas excavadas en la roca



Fachadas excavadas en la roca

En esta zona desértica de Jordania viven los beduinos, que además son los dueños de las tiendas de suvenirs que hay en Petra. Son nómadas que viven en tribus en el desierto crían cabras y ovejas. Los que trabajan en Petra hablan algo de inglés y por lo general, te ríes mucho con ellos, sobre todo con el de blanco que os enseño en la foto. Nos cuentan que alguna turista se ha enamorado de un beduíno y se ha quedado a vivir con ellos en su poblado que está a unos 3km de Petra. Vendían allí hasta un libro de una mujer contando su caso.

Beduíno (de blanco)

Por las noches nos esperaba una riquísima cena de comida jordana en el mismo albergue, así que repusimos bien fuerzas para los días siguientes.

Cena en el albergue

21/8 Ein Jedi (Mar Muerto, Israel)

Mar muerto y Jordania de fondo
El martes hicimos el camino inverso, entrando de nuevo a Israel y cogiendo el autobús para el norte del país. Teníamos pensado hacer noche en Massada, pero como Jerusalén tiene muchas más cosas que ver, decidimos parar un rato a mitad de camino, en Ein Jedi, para bañarnos en el Mar Muerto, y seguir de nuevo nuestro camino en autobús hacia Jerusalén.

El Mar Muerto ya no es un lugar hoy tan remoto como lo era antes, ya que queda a veinte minutos en autobús de Jerusalén, aunque sigue siendo igual de inhóspito. Este mar, que en realidad es un lago, se sitúa a una profundidad de 400 metros sobre el nivel del mar, siendo el punto de menor altitud del mundo.

La concentración de sal es tan elevada que resulta imposible hundirse, así que bañarse en él es muy divertido. Flotas todo el rato, y aunque quieras llegar al fondo, es imposible, no puedes.

Mar Muerto y rocas de sal
El agua de este mar está muy muy caliente. Mucho más que la temperatura ambiente. Además, el agua es tan salada que está amarga. No recomiendan (con razón) mojarse la cabeza, y es que en cuanto se seca, aparecen cristales de sal que forman costras sobre la piel y manchan la ropa. De hecho, las rocas tienen todas una capa de sal de bastante grosor, y hasta hay rocas enormes sólo de sal. Para media hora está bien, pero después empieza a ser desagradable y estás deseando irte a las duchas que hay repartidas por la orilla.

Mar Muerto
En esta ocasión, al otro lado del mar teníamos, muy cerca, Jordania.

De nuevo volvimos a Jerusalén, donde pasamos la tarde y la noche del lunes 20 y la mañana del martes 21.

Ya estamos de vuelta en Nablus. Me queda ya menos de una semana y aún tengo que visitar el campo de refugiados de Balata, Ramallah, y pasar el fin de semana en Jerusalén, además de despedirme del hospital y de la gente de Nablus, por lo que los últimos días aquí van a ser un no parar. Lo contaré, por supuesto.



2 comentarios:

  1. Muy curioso y espectacular la ciudad de Petra. Estas despertando en todos nosotros una gran curiosida por visitar esos paises, pero como tu lo estas haciendo, pateandolo. Ya nos contaras mas cuando nos veamos. Buena ultima semana en Jerusalen. Besos. Fco y María José

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  2. Enhorabuena por el blog, Jose! Sin duda ameniza mucho mis descansos del MIR xD. Que siga todo tan interesante como cuentas! Un saludo ;)

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