2/8 Viaje Madrid - Tel Aviv y sobrevivir a El Al

¡Hola!

Tras una noche de autobús, llegué temprano a Barajas porque ya me habían advertido que viajar a Israel, y más con El Al (la compañía israelí) era todo una aventura. Al llegar lo primero que escuché por megafonía fue que los viajeros con destino a EEUU e Israel deberían presentarse en la puerta de embarque una hora y media antes del despegue. Facturé las maletas de los primeros, pero facturar con El Al no es como uno se puede imaginar.

Antes de llegar al mostrador de facturación, ponen unos atriles y cada pasajero va pasando a uno de ellos. Detrás del atril un chico de la compañía te empieza a hacer preguntas. ¿A qué vas a Israel? ¿Conoces a alguien allí? ¿De qué lo conoces? ¿Dónde te vas a quedar? ¿Qué vas a visitar? Las preguntas cada vez van siendo más comprometidas. ¿A qué te dedicas en España? ¿Quién ha pagado el billete? ¿De dónde ha salido ese dinero? ¿Había alguien delante cuando hiciste la maleta? ¿Llevas algo que te hayan dado para transportar a Israel? ¿Sabes que algunas veces se han dado paquetes a pasajeros para llevar a Israel y han resultado ser una bomba? Se te nota nervioso, ¿Ocurre algo? ¿Hay algo que quieras ocultar? ¿Estás mintiendo en algo? Pues bueno ¿no voy a estar nervioso después de decirme que suelen meter bombas en el avión?

Ya me habían advertido que ni se me ocurriese decir que voy a hacer prácticas a un hospital palestino, ni que tenga relación con alguien de Palestina, por lo que para la chica del atril, yo venía de turismo a visitar a un amigo. Les interesaba mucho saber si ese amigo era israelí o palestino, así que me preguntaron nombre, apellidos, dónde vivía, qué idioma hablaba...

Empleado de El Al comprobando el equipaje de mano en el sótano

Bueno, todo esto era sólo una preselección, porque a los pasajeros que ellos consideran sospechosos los citan antes de embarcar a una hora justo en frente del pasillo donde embarcas en el avión. Sí, yo era sospechoso (por lo visto cualquier chico joven que viaja solo a Israel suele ser preseleccionado). El Al tiene una zona especial del aeropuerto, ya que cuando llegas a la cita, te bajan a un sótano de Barajas por un ascensor al que para entrar tienes que pasar tres puertas con llave, y te encuentras al llegar con un hombre que se acerca a tí con una barra de plástico en cuyo final hay una gasa que te restriega por todo el cuerdo (incluídos los pies sin zapatos incluso) y por toda la maleta y el equipaje de mano. En la foto es lo que se ve de color azul. Esto se analiza luego y averiguan si has estado en contacto con explosivos.

Después se acercaron a preguntarme, de nuevo, a qué me dedicaba. Le contesté que era estudiante de medicina, y me dijeron que ahora entendían por qué llevaba un fonendo y una bata en la maleta. Sí, te van sacando una a una las cosas de la maleta para ver qué llevas, y sin estar tu delante. Después siguen con el interrogatorio, y ya te quedas en el sótano hasta que el jefe de seguridad de la compañía te acompaña diractamente hasta el asiento en el que estás sentado en el avión. Eso sí, te ahorras la cola de la puerta de embarque.

Después de esto, se entiende que digan que El Al es la única compañía aera que nunca ha sufrido un secuestro de uno de sus aviones o que sea la compañía más segura del mundo... ¿A qué precio?

Avión de la compañía El Al

El avión tardó unas cuatro horas y media en llegar a Tel Aviv. Ahí probé mi primer Hummus, una de las comidas que le da nombre al blog, que es un puré de garbanzos con limón y aceite, y se suele mojar con pan de pita. Estaba rico, aunque seguro que por aquí pruebo mucho mejores.

Al llegar a Tel Aviv, de nuevo las mismas preguntas en la frontera antes de que me sellen el pasaporte. Tren y bus para llegar al hotel donde pasaré una noche antes de llegar a mi ciudad, Nablus. Eso sí, muy difícil moverse por Tel Aviv ya que todo está escrito en hebreo. Este mes entre el hebreo y el árabe, va a ser entretenido moverse por las ciudades.