martes, 7 de agosto de 2012

6/8 Un feliz, árabe y original cumpleaños

¡Hola!

Cada día en Nablus van pasando cosas que no esperaba en absoluto. Hoy han sido varias.

La primera es nuestro nuevo compañero de piso. Un profesor de Salud Pública de la Universidad de Al-Najah (la mía). Tiene unos treinta años, no parece mala gente. Vivimos en un piso muy grande con habitaciones individuales, así que no habrá problema en compartirlo.

El chico del puesto de información turística
Por la tarde mis compañeros se quedaron en el hospital, así que pensé en ir al centro a dar una vuelta solo para ir memorizando las calles. Me acerqué al punto de información turística a por un mapa, una caseta en mitad de la plaza central de Nablus. Desde lejos ya me vió el hombre que atiende y me saludó en inglés. Me dijo que entrara y comenzó a preguntarme qué hacía allí y a explicarme muchas cosas acerca de Nablus. Me preguntó también si quería dar una vuelta con él por el casco histórico. Era muy agradable, hablaba inglés perfectamente y tenía pinta de saber mucho, así que adelante, aunque en la foto que os pongo no de esa impresión, así que cerró el punto de información y nos fuímos a conocer más sobre Nablus.



Una de las tiendas de verduras en conserva del zoco
Me llevó al zoco y al casco histórico, y me enseñó varias tiendas donde me dieron a probar prácticamente todo, a pesar de ser Ramadán y ellos no poder comer. En una de especias me regalaron unos pétalos de rosa secos con los que se hace una infusión con azúcar. Tiene bastante buena pinta. También en varias tiendas del zoco (como la de la foto, de verduras en conserva, muy típicas del Ramadán).  El punto de información turística está justo en frente del hospital, así que a este chico lo veré con mucha frecuencia. Es muy buen contacto en Nablus.


Tienda de antigüedades
Después nos llevó con un amigo, Ibrahim, que por lo visto conocía los mejores sitios de la ciudad. Llevaba razón. Estuvimos en una tienda de antigüedades, en un palacio, unos baños termales, pero sin duda lo mejor ha sido entrar, por primera vez en mi vida, al interior de una mezquita. Nos ha enseñado todo el ritual: quitarse los zapatos, después vas a una fuente con varios chorros en los que tienes que lavarte la cara, brazos y pies de una determinada forma, y después entras al templo y se reza de una determinada manera. La gente dentro muy agradable, en contra de lo que cabía esperar. La foto es un poco mala porque no sabía si se podían sacar fotos. Por el camino me encontré a dos chicos de Barcelona, Eneko y Toni, que se habían conocido en Nablus, ya que cada uno estaba de viaje por esta zona por su cuenta. Es muy frecuente la gente que se viene a viajar por Palestina, Israel y Jordania solos y van conociendo a gente por el camino. Al despedirnos Ibrahim me insistió mucho que fuera a celebrar mi cumpleaños esta noche con él y sus amigos. Hoy tenía planes, hemos quedado para otro día.

Eneko, Toni, yo e Ibahim


Interior de la mezquita
Mis planes para la noche de mi cumpleaños eran un poco difusos. Nidal, mi persona de contacto, me había dicho que quedásemos por la noche para hablar de IFMSA, pero me sonaba un poco raro. Quedamos a las nueve, y, ¡sorpresa! habían preparado una celebración en un restaurante chulísimo, en la montaña, con forma de castillo y unas vistas de la ciudad muy bonitas, al que habían ido unos ocho o nueve estudiantes de medicina palestinos, de los cuales ya conocía a muchos, y el resto de personas que están de intercambio aquí con sus respectivos amigos. Al final nos juntamos casi veinte personas. No acabó ahí. Cuando llevábamos un rato, apagaron las luces del restaurante, pusieron en la megafonía cumpleaños feliz y sacaron dos tartas con unas velas a modo de bengalas. Imaginad mi cara. Además, las chicas del piso me habían comprado algo de chocolate de regalo.

Celebración del cumpleaños
Como ya he contado alguna vez, desde que he llegado estoy totalmente sorprendido por la hospitalidad completamente desinteresada de la gente de Nablus. Ibrahim ha estado con nosotros como dos horas, nos ha comprado uvas para que comamos algo y nos ha invitado a conocer su casa y su familia. Y no ha ganado nada a cambio. No piden dinero ni muchísimo menos por la visita ni que les des nada. Sólo te repiten unas siete u ocho veces lo contentos que están de haberte conocido (prometo que no exagero) y que le avises otro día. Pero sobre todo con la del resto de estudiantes palestinos, que se desviven porque nuestro mes aquí sea perfecto. Desde luego, algo demasiado, desgraciadamente, diferente a lo que nosotros estamos acostumbrados.


Tarta de cumpleaños
Antes de acostarnos pasamos por el centro para probar mi primer kebab (aquí, showarma) palestino. Por unos 15 Shekels, la moneda israelí, que es la que se usa en Palestina, ya que no les tienen permitido usar moneda propia (1 euro = 4,9 Shekels) tienes showarma, bebida y patatas. Nada que ver con el español. ¡Hasta lleva hummus en lugar de salsa! Si ya sabía yo que  hummus iba a tener para rato.

2 comentarios:

  1. espero que estuviera bueno el kebab¿no? muchas felicidades!!

    ResponderEliminar
  2. Me alegato mucho de lo bien que te va. Señora que lo estas disfrutando. Un cumpleaños como este seguro que va set dific que se repita

    ResponderEliminar