domingo, 5 de agosto de 2012

4/8 Mi primer día en Nablus. Mañana de visita por la ciudad


¡Hola!

No se si alguien llegará a leerse el post anterior entero. En todo caso, lo teneis ahí por si alguna vez os entra la curiosidad o para la próxima vez que veais a Enrique Cymerman en Antena 3 conectando desde Tel Aviv.

Hoy ha sido mi primer día en Nablus. Habíamos quedado a las diez de la mañana los estudiantes que hemos llegado este mes y nuestra persona de contacto para que nos la enseñaran y poder manejarnos al menos al principio. Hemos ido Saeed, una de las personas de contacto en Nablus, una chica francesa y otra alemana que llegaron ayer, y un amigo y una amiga de Saeed, palestinos también. Cuando me he presentado les he dado la mano a todos y al llegar a la chica me ha mirado y me he quedado con la mano en el aire... Costumbres musulamanas, supongo.

Cuando me decidí a venir a Palestina siempre pensé en ir a ciudades como Belén o Jerusalén. Son las primeras que te vienen a la mente cuando piensas en una ciudad palestina. Además, he conocido a estudiantes que han estado allí otros años y han acabado muy contentos. Cuando me asignaron Nablus me preocupé. Primero porque, como visteis ayer cuando tuve que llegar hasta aquí, está alejada de las grandes ciudades. Segundo, porque, por lo que había leído, la situación debida al conflicto en este ciudad es peor que en las otras dos.

Montaña de Nablus
¿Cómo es Nablus? Tanto Nablus como el resto del territorio en Palestina está en un terreno muy montañoso y más rocoso de lo que nosotros estamos acostumbrados. Nablus está formada por dos montañas y los edificios están construídos en la montaña, así que las calles tienen unas cuestas entormes. Una montaña está más orientada a las chicas, y la otra a los chicos. De hecho, los que estamos aquí de intercambio estamos en pisos separados chicos y chicas y no está permitido ir al otro piso (ni siquiera te dicen la dirección). Costumbres musulmanas otra vez, supongo. En la foto se ve una de las montañas y justo abajo está una de las entradas al Zoco, que como en toda ciudad árabe, es el centro comercial de la ciudad. Por ahí hemos empezado el recorrido.

Zoco de Nablus

En Nablus casi no hay tiendas como nosotros las entendemos. La mayoría de las cosas que necesitas están en tenderetes en el Zoco o alrededores o en pequeñísmas tiendas de ultramarinos que actúan a modo de supermercado. Hay alguna tienda como tal, pero se parecen a las que debía haber en España hace bastantes bastantes décadas. Por supuesto, nada de cadenas internacionales ni nada que se le parezca.



Taller de gominolas



Muchos de los productos de los puestos que hay en el Zoco se hacen allí mismo, detrás del quisco, en una especie de taller. Había un puesto de chucherías y entramos a ver cómo era el taller. Nos encontramos a una familia haciendo las gominolas y hasta nos enseñaron la receta. Llevaban miel, agua, azúcar y una especie de espesante. Las extendían en rollos, las partían, las espolvoreaban con azúcar y listo. A pesar de ser Ramadán, nos dieron a probar. Muy ricas, aunque muy diferentes a las nuestras.


Entrada del colegio financiado por la ONU
Baños termales
Visitamos también unos baños termanles. En Nablus hay diez baños turcos. Permiten la entrada uno o dos días en semana a las mujeres, y el resto para hombres. Hoy, al ser Ramadán, no había nadie. Más tarde estuvimos en un colegio típico de Nablus. La mayoría de grandes construcciones (un colegio, un hospital, la reconstrucción de un edificio importante, etc) están financiados por fondos de Cooperación al Desarrollo de países desarrollados o de la ONU. Este colegio estaba financiado por la ONU, pero he visto ya fondos de Italia, Suecia y EEUU. Estaban cambiando las pizarras de tiza por unas de rotulador, así que imaginad lo contenta que estaba la profesora que estaba allí.


Posters de palestinos fallecidos en el conflicto
En Palestina hay situaciones a las que todo el mundo está acostumbrado pero a los que no vivimos allí, nos chocan. Una de ellas es que en las calles cuelgan montones de posters o incluso pancartas de palestinos que han muerto en el conflicto luchando contra Israel. Todos aparecen con ropa de militar, con la bandera, el pañuelo palestino y frases en árabe a  favor de la libertad de Palestina y la valentía del palestino. No tienen pinta de tener muchos más años que yo.
 
Hemos estado también en fábricas de los dos productos más tipicos de Nablus. El primero es el jabón. Sí, fabricación de jabón es una de las actividades más importantes de la zona. Traen el jabón usado desde España (¿quién lo diría?) e Italia, desde el puerto de Génova a Haifa, y aquí fabrican toneladas de jabón. El segundo sitio es un puesto del dulce típico de Nablus, el Kanafeh. Es una una mezcla de queso de cabra, miel y azúcar cubierto de hojaldre.

Mis compañeros franceses, que llevan aquí un mes, me han contado que Nablus es la ciudad perfecta si quieres ver cómo es el día a día en Palestina. Belén o Jerusalem viven del turismo, así que todo está orientado a los visitantes. El mercado, me cuentan, está lleno de souvenirs o de joyería. En el de Nablus no he visto nada que se pueda comprar de recuerdo, sólo frutas, verduras, pollos, Kanafeh y especias. Por lo visto, es muy muy raro ver a alguien de turismo por Nablus. Además, la Universidad de Nablus, An-Najah National University es la más grande de Palestina, por lo que hay mucha vida estudiantil.

Primer almuerzo en Nablus
Como sabéis, aquí es Ramadán, así que, al no haber turismo, estás "culturalmente obligado" a seguirlo. Su horario consiste en dejar de comer a las cuatro de la madrugada hasta más o menos las 8 de la tarde, donde hacen una la cena importante, y se levantan a las cuatro de la mañana de nuevo para comer por segunda y vez. donde  Dicen que no pasa nada si comes o bebes delante de ellos, pero tampoco les hace gracia. Por eso hemos comprado comida en el mercado y nos la hemos traído cada uno a su piso. Mi primer almuerzo ha sido un par de falefel que rellenan como con cebolla roja de uno de los puestos del mercado, un batido de fresas, dátiles, almendras, manzana, uva, (más cosas) y leche, que se venden en todas las esquinas, y de postre, como no, Kanafeh, que nos lo han regalado los chicos palestinos. El falafel estaba muy muy bueno, aunque el Kanafeh tiene un saber demasiado fuerte a queso de cabra.

A comer que por la tarde visitaremos Sebastia, un pueblo cerca de Nablus, y por el camino nos encontraremos con alguna sorpresa relacionada con Israel.

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